martes, 25 de agosto de 2009

Balance corto de un verano


El verano no ha finalizado, pero para los que hemos podido disfrutar de las vacaciones, y éstas han llegado a su fin, toca hacer balance de lo vivido, para encarar de nuevo el trabajo.

Atrás hemos dejado los baños en el mar, los libros que guardábamos para leer en tiempo de relax, las comidas y cenas en familia, la luna llena que nos sorprendió reflejándose en el mar, en un río, en el campo. Sentimos que las horas nos pertenecían, organizamos el tiempo para que nos fuera rentable, y, a pesar de ello, se nos escapaba con mayor rapidez de la esperada.

Las noticias, en tiempo real, o con retraso, nos trajeron el dolor por la muerte de varios jóvenes, tan jóvenes, que era imposible pensar que la negra dama iba a encontrarlos en su camino. Dos miembros de la Guardia Civil que iban a cumplir su rutina diaria tropezaron con ella sin que les diera tregua. Sus asesinos, miembros de la banda terrorista ETA, golpean y golpean sin que se les mueva una pestaña, mientras el dolor recorre las vidas de los que estuvieron a su lado. Otro joven, capitán del Espanyol, muere en su habitación, sin que nada hiciera preveer que la muerte lo asaltaba. Dolor, mucho dolor.

Encaramos el nuevo periodo superando lo bueno y lo malo dejado atrás. Las vacaciones de verano pasaron y en ellas quedaron las parejas rotas, los amigos ocasionales, los nuevos amores, la desdicha por la pérdida, la alegría del nuevo ser incorporado a la familia, la celebración del cumpleaños, el concierto en directo, las paellas, el agua del mar golpeando la orilla.

Es hora de ponerse las pilas hasta las próximas vacaciones.