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martes, 14 de julio de 2015

PROMESAS INCUMPLIDAS Y EXIGENCIAS DESBORDADAS


Sí, como os podéis imaginar, hablamos de Grecia. La buena voluntad de Syriza y su líder, Alexis Tsipras, no ha sido suficiente para cumplir las promesas electorales hechas al calor del deseo, pero lejanas a la realidad.
Sin querer hacer ningún paralelismo, porque nada hay en común con las dos situaciones, Mariano Rajoy prometió acabar con el paro (recuerden la foto a la puerta de la oficina del INEM), reducir los impuestos, no subir el IVA, proteger la sanidad y la escuela pública, etc y la mayoría de los españoles confió en esas promesas electorales que se han visto totalmente defraudadas con el paso del tiempo. 

El primer ministro griego, consciente de la situación de su país, hizo promesas basadas en el anhelo de un pueblo maltratado, pero muy lejanas a la realidad. Confundir el deseo con la realidad no es buena práctica en política.
Hacer una quita sobre la deuda griega nos hubiera parecido una medida acertada, pero evidentemente con el compromiso de llevar a cabo una serie de medidas que situaran al país heleno en la órbita de los europeos que conformamos la unión. Dicho así parece un cometido fácil, como fácil ha parecido recordar que Grecia y otros países, entre ellos el nuestro, perdonó la deuda a Alemania, una vez acabada la segunda guerra mundial, para permitir su recuperación. Perdonar o condonar parte de la deuda hubiera estado bien. Pedir a Grecia que eleve las exigencias impositivas también está bien. Pedirle al pueblo griego que se ponga el día después de lustros de despropósitos en un santiamén parece y es  imposible.
Las promesas de Tsipras no se han incumplido, pero las exigencias sobrepasan lo que el pueblo griego puede hacer.

Escrito para LA VOZ DE CASTELLDEFELS