“El área metropolitana soporta la crisis mejor que el resto del país” titulaba un diario para reflejar que los municipios comprendidos en ese ámbito están por debajo de la media de paro del resto, entre ellos Castelldefels, que se sitúa en el lugar 27 de 35 (de mayor paro a menor). Me atrevería a decir que la política decidida de los Ayuntamientos a favor de la economía local y el apoyo y asesoramiento a nuevos emprendedores ha tenido mucho que ver con esos resultados. Si ello ha sido así uno a uno, cuánto mejor no será si se consiguen sumar los esfuerzos de los 36 municipios que conforman el nuevo Consorcio del Área Metropolitana de Barcelona (CAMB), que es ya una realidad, para abordar la coordinación de la promoción económica, entre otras muchas cuestiones.
Han pasado veintidós años desde que el Gobierno presidido por Pujol presentara en el Parlament la propuesta de abolición de la entonces llamada Corporación Metropolitana con el argumento de que era un contrapoder al Gobierno, sin valorar que la suma de acciones crea una sinergia favorable a los ciudadanos, y sin tener en cuenta que una verdadera democracia debe estar construida a base de contrapoderes ¿Qué ocurriría si todos perteneciéramos o votáramos al mismo partido?
Los municipios tuvieron que ingeniárselas para crear organismos que permitieran la suma de esfuerzos, pero sin una ley clara que los amparara. El nuevo Consorcio tampoco tiene una que lo cobije, pero está previsto que a partir de septiembre se discuta en sede parlamentaria esa ley de Áreas Metropolitanas que tanto necesitamos para ser gobernados con mayor eficacia.
Los tres millones de habitantes que recoge el ámbito del consorcio lo agradeceremos.
