No es una novedad que cada día aumentan en las cadenas televisivas los programas llamados populares. Tampoco lo es que en esos mismos programas se infiltran personajes cuya única cualidad es ser o haber sido pareja, esposo o esposa de otros individuos conocidos, y se sirven de ello para arrastrar sus miserias durante años por diferentes espacios y ¡consiguen vivir de ello!.
Aun no siendo novedoso, no deja de causarme perplejidad que tantos millones de televidentes sigan esos programas. Como también me deja perpleja el que se convierta a una de esas tertulianas en ¡PRINCESA DEL PUEBLO!. Y como tal se la siga, adore y aplauda.
Alguien llegó a decirme un día que si no veía esos programas no estaba en este mundo y no iba a saber de qué hablar con la gente. Esta afirmación me dejó los pelos de punta ¿No iba a ser nadie si no veía los programas de despelleje, cotilleo y violencia dialéctica? En aquel momento casi empecé a preocuparme, pero han pasado unos cuantos años de aquello y ¡SIGO VIVA Y SÉ DE QUÉ HABLAR!
Y por hablar, debo decir que me ha parecido tristísimo que CNN+ se haya convertido en el canal 24 horas de Gran Hermano. Pocos se han rasgado las vestiduras y a pocos parece importarles la frenética infantilización a que nos está abocando la banalización de la televisión. Eso sí, cada día sabemos más de los Antonios, las Belenes y otros príncipes y princesas del pueblo. ¡TODO SEA POR LA CULTURA POPULAR! Y yo que he estado confundida toda la vida y pensaba que la cultura popular era otra cosa. ¿Será verdad que no me entero de nada?
Escrito para La voz de Castelldefels