Era 1979, año de las primeras elecciones municipales democráticas, cuando coincidimos por primera vez en una reunión de alcaldes y concejales en el Baix Llobregat que intentaba solventar la falta de maestros en la comarca. Me sorprendió que , a pesar de su juventud, hiciera análisis tan certeros y propuestas serenas y llenas de contenido.
Desde aquel entonces hemos compartido muchos momentos, algunos de relaciones personales, y lo más, de trabajo común, aunque en la distancia, por tener ambos responsabilidades muy distintas, las suyas, como se sabe, de mayor enjundia y carga política.
José Montilla es una persona comprometida con la sociedad, con los problemas de las ciudadanas y ciudadanos y sus necesidades.
Es persona ajena a lo sectario, y ha podido demostrarlo a lo largo de los años como Alcalde, Presidente del área de urbanismo de la Diputación de Barcelona, Presidente de la misma Diputación, como Ministro o como President de la Generalitat. Sus prioridades siempre han pasado por actuar allí donde más se necesita, sin mirar el color político de quien pudiera hacer la demanda.
Es extremadamente trabajador, tal vez en detrimento de la atención a la familia, autocrítica respecto a ésta última que él mismo realiza.
Aporta al cargo de President “Experiencia, conocimiento del país, ideas claras, capacidad de concentrar y sumar. Y un tipo de liderazgo que no es en absoluto mesiánico o unipersonal. Seguramente es un liderazgo más colectivo, que en estos momentos es lo que hace falta” (respuesta del propio J. Montilla a Quim Monzó y Sergi Pàmies en una entrevista para La Vanguardia).
Es un hombre parco en palabras, es cierto, porque suele escuchar mucho. Abraham Licoln dijo “Medir las palabras no es necesariamente endulzar su expresión sino haber previsto y aceptado las consecuencias de ellas.” Tal vez esa sea su filosofía tanto como la de que escuchando se aprende.
Es el mejor candidato para representarnos como President de la Generalitat.