Quizás me ha salido
un poco exagerdado el título, por lo de la sangre, pero eso es lo que les ha
costado a los miles de deportistas olímpicos llegar a Londres. El mero hecho de
estar allí ya fue un triunfo, sobre todo para esas mujeres que tenían el honor
de abrir por primera vez, en representación de su país, la participación
femenina en unos juegos. La cuestión no es menor, dado que hemos esperado 116
años para tal acontecimiento.
Ha
habido un ruido menor en las redes sociales sobre si en momentos de crisis
deberían de celebrarse unos Juegos Olímpicos. Es posible que algunos de los
arguemntos tuvieran su base de razón, pero creo que suspender el mayor
acontecimiento deportivo del mundo habría sido un gran error. Muchos de los que
han participado nunca tendrían una nueva oportunidad para hacerlo.
Hay
algo remarcable en este evento, los números han seguido el camino del
equilibrio que debe seguir buscándose, me refiero a la participación de
mujeres, así, 6040 participantes fueron hombres y 4823 mujeres. De las 204
delegaciones, 83 mujeres fueron
las que portaron la bandera,
incluida la catarí en la que ellas participaban por primera vez.
Y,
cómo no, debemos hablar de la participación española y sus resultados,
sobradamente conocidos, pero importantes de recordar. Nuestras mujeres
obtuvieron el 65% de los metales, toda una proeza en comparación con los
números anteriores.
Agradezco
a los 10.863, aunque no los viera a todos, por supuesto, los grandes momentos
que me han hecho pasar, algunos de ellos agotadores, aunque los viera desde el
sofá de casa.
Poco
a poco volveremos a la normalidad, al trabajo, los que lo tengan, a la lucha
por mantener los servicios públicos de calidad y por qué no, a lasganas de
seguir soñando.
Escrito para La voz de Castelldefels