Me he resistido a hablar del asunto toros por no tener una posición clara al respecto, pero finalmente no he podido. Aunque no haya ido más de diez veces en mi vida a ver una corrida de toros, debo confesar que me gustan. También entiendo la posición de los que están contra la muerte del toro. ¿He aquí mi gran contradicción. Creo que las corridas de toros irán muriendo de inanición. encender la hoguera no va a servir de mucho en cientos y miles de lugares, sobre todo si la hoguera se enciende con propósitos espúreos, y no digo que los antitaurinos los tengan.
¿Qué pasa con los "correbous"? ¿El animal no sufre? ¡Ay, contradicciones de algunos parlamentarios de Catalunya!
Dejo aquí la opinión de Enric Juliana en La Vanguardia porque, en cuanto a la "escandalera" en España me parece de lo más acertada.
"Dos apuntes tan sólo sobre la recepción en Madrid del nuevo acontecimiento catalán. Un calor africano caldea estos días la capital de España con apreciables efectos en la excitación de las meninges. Hay que vivir en Madrid los meses de julio y agosto para llegar a la conclusión de que con aire acondicionado, un cierto margen de libertad sexual y la posibilidad de insultar al prójimo en los foros de internet, España muy posiblemente se habría ahorrado el amargo trance de la Guerra Civil. Cuando el aire del Rif penetra en la meseta, hay algo en la atmósfera que invita a la sublevación. Y al desvarío.Bajo los efectos de una evidente insolación, un editorialista del diarioABC definía ayer el toreo como la principal pieza de engarce de la historia y cultura común de los españoles, quebrada a conciencia en el Parlament de Catalunya por un oportunismo cobarde y un aldeanismo pseudoecologista. "Limpieza cultural". Regresan las metáforas balcánicas que tanto gustan a José María Aznar. (Con su rústica contraparte: Joan Puigcercós declamando ayer que Catalunya tiene cita con la civilización. Jaimito ante el devenir de la Historia.)
Aprieta el calor y alguna cosa más. Aprieta la competición entre los cuatro diarios que pugnan cada mañana por el favor del público de derechas. Esa frenética e irresuelta competición, cada vez más áspera –atención a la Cope del próximo curso–, explica la ausencia en Madrid de un termostato centrista que evite los estragos del casticismo. He ahí, don Mariano Rajoy, un verdadero problema nacional."