viernes, 16 de agosto de 2013

DE LA PRIMAVERA AL INTEGRISMO


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Las manifestaciones en la Plaza Takhrir de El Cairo, hace un par de años, abrieron un horizonte de esperanza en las diferentes dictaduras árabes. Se abrió un proceso generado por el pueblo que parecía desembocar en ansiadas democracias. El mismo Egipto tuvo sus elecciones y la población decidió dar la mayoría a los hermanos musulmanes. Se nos dijo enotonces que era una corriente no radical cuyo fin, por encima de todo, consistía en ayudar a los más desfavorecidos, y respiramos con cierta tranquilidad al saber que no se trataba de un movimiento como el de Iran, lugar en el que también se pasó de una dictadura a una democracia, pero ésta última llena de normas integristas que en nada se asemejan a una verdadera democracia.
Con el tiempo, el gobierno egipcio parecía tomar estos mismos derroteros, también de forma democrática, pero por un camino que empezaba a alejarse de lo que conocemos por verdadera, aunque siempre limitada, libertad.
La primavera árabe egipcia ha desembocado en un enfrentamiento brutal y en asesinatos múltiples que hacen presagiar una nunca deseada guerra civil. El ejército en el poder, tras un golpe militar, no ha actuado de manera correcta, las masacres nunca se justifican y tampoco son la solución para los problemas. El integrismo, sea de un color o de otro, tampoco.
Es lamentable que los deseos de libertad de los pueblos se vean truncados por la necesidad de imponer las ideas sin tener en cuenta la convivencia y el respeto mutuo de las ideologías. Nunca, en nombre de éstas, se debiera dar paso a la muerte, y menos indiscriminada.

Escrito para La voz de Castelldefels