Agustín Marina Pérez. Lalibela (Etiopía) |
Él, optimista por naturaleza, pertinaz en sus objetivos, incansable luchador del bien común, fraternal en el trato, amante de su familia y los amigos, consciente del pedregoso sendero que debía recorrer, se empeñó en demostrar a todos de que la tarea iba a ser fácil.
Echó mano de los mejores recursos teatrales, aunque no era ducho en tales menesteres, para sonreír y convencer de que aquello no iba con él. Tanto llegó a esforzarse que casi indujo a creer a los que lo acompañaban de que lo lograría si no cejaba en el empeño, que lo alejaría en la distancia y el tiempo. Dedicó sus mejores esfuerzos a conseguirlo.
Pero no lo consiguió, a pesar del esmero y cariño que todos los profesionales pusieron cada día, en cada instante, hasta las últimas horas. A pesar de no conseguirlo, a pesar de que la vida se le iba como agua entre los dedos, conservó hasta el último instante un gesto y una sonrisa para los suyos.
Siempre nos quedará su esfuerzo por hacer mejor la vida de los demás. Siempre nos quedará su sonrisa.
P.S.
El duro y difícil trabajo del personal de la sanidad pública en situaciones extremas es digno de agradecimiento infinito.
Escrito para LA VOZ DE CASTELLDEFELS