Se acaban de cumplir los cinco años del llamado movimiento 15 M. A pesar de la insistencia de algunos medios, de lo que aquello fue nos queda poca cosa. Reconocer que algo cambió con aquel movimiento es atenerse a la verdad. Ser consciente de que las llamadas a la transparencia han tenido algún efecto en nuestra sociedad es uno de los efectos de aquella movilización ciudadana. Los partidos políticos, no todos, han recurrido a organismos internacionales para acreditar la limpieza de los procesos internos y la ausencia de mácula en las cuentas. Aún así, seguimos despertándonos casi cada día con un nuevo caso de corrupción.
Y unida a esa celebración nos viene a la memoria la declaración del exconseller de la Generalitat, Santi Vila, que no tuvo empacho en reconocer que había que contraponer algo a aquel movimiento ciudadano para que no se llevara por delante al President Mas y todo su equipo por los profundos recortes que el mismo estaba aplicando sobre todo en sanidad y educación. Y esa contraposición se llamó primero referéndum, después consulta y finalmente “procés”. Así, liados en grandes manifestaciones patrióticas no tendríamos tiempo de pararnos a pensar en las “retallades”.
Hete aquí que ni el 15 M ni el “procés” nos han dado mejor calidad de vida ni mejores prestaciones, si acaso un gramo de locura que nos hace creer que avanzamos en la participación democrática y estamos a un paso de conseguir el paraíso. Mientras tanto al Honorable President no lo recibe ningún Presidente de gobierno y seguimos enredados en el proceso electoral que nos va a llevar un poco más cerca de Ítaca, esa tierra idílica llena de vida, de sabiduría, unas elecciones que devolverán el gobierno al pueblo, aunque está por ver si con él o sin él.
Escrito para La voz de Castelldefels