sábado, 13 de agosto de 2011

Londres, Madrid y la lucha por el Estado, por Joaquín Villalobos. El País, 13 de agosto 2011


Durante la guerra civil en mi país, El Salvador, se nos juzgaba a los insurgentes como proyecto político cuando en realidad éramos solo un síntoma de una sociedad enferma de autoritarismo. Era imposible que una generación, que en su mayoría oscilaba entre los 16 y los 25 años, fuera una solución. Lo que da valor a una protesta o rebelión no es la coherencia de las demandas, si es que las presenta, sino la espontaneidad y la rapidez con las que se expande, y su masificación. Una protesta es cólera e indignación generalizadas y será siempre más emocional que racional. Cuando los jóvenes españoles tomaron las plazas de Madrid, algunos conservadores vieron esa protesta como un juego existencial; ahora que estallaron los motines de saqueadores en Londres se puede cometer el error de confundir la manifestación del problema con el problema mismo. Por ello, en este tipo de situaciones, no hay que preguntarse solo sobre lo que hay que hacer, sino también sobre lo que se dejó de hacer.
      Reino Unido

      Reino Unido

      A FONDO

      Capital:
      Londres.
      Gobierno:
      Monarquía Constitucional.
      Población:
      60.943.912 (est. 2008)
    El saqueo como objetivo da a la revuelta británica el carácter de acciones criminales masivas
    Lo que está ocurriendo en Reino Unido tiene enormes diferencias con relación a las violentas protestas griegas y a las pacificas españolas, que están conectadas directamente con la crisis económica. En Reino Unido no hay ni organización, ni propósito político, ni control y, a pesar de que el detonador fue una operación policial, no se las podría llamar protestas, de no ser por su generalización y espontaneidad. Lo más preocupante es que el saqueo violento de tiendas aparece como objetivo directo de los participantes. Un saqueo se puede presentar en cualquier protesta como acción circunstancial, pero no es común como propósito central. Esto le da a la violencia de Reino Unido el carácter inédito de acciones criminales masivas.
    Cuando comenzaron los primeros saqueos en Londres fue obvio que la violencia se generalizaría en pocas horas y que la policía no podría controlar fácilmente la situación. El problema de las pandillas juveniles ha venido creciendo en los barrios británicos durante años. La crisis apareció cuando estas descubrieron las redes sociales y la vulnerabilidad de una seguridad basada más en la tecnología que en el despliegue policial en el terreno. Lo más cercano a lo ocurrido en Reino Unido serían los disturbios en Río de Janeiro en 2010, los bloqueos de avenidas en Monterrey (México) este año y los paros al transporte provocados por las maras en Centroamérica. En todos estos casos se trata de acciones masivas provocadas por pandillas en el contexto de una severa descomposición social. Obviamente el problema es más grave en los países más pobres, sin embargo los motines británicos han evidenciado un explosivo problema que puede repetirse en otras ciudades del primer mundo. Las pandillas pueden escalar de conductas antisociales hacia acciones criminales masivas.
    Los pocos policías y las muchas cámaras que dan base a la seguridad británica no han resultado efectivas contra grupos de saqueadores que se concentran, dispersan y cambian de lugar fácilmente. No han podido ni disuadir ni capturar, y no podrán judicializar, los miles de casos de robo y violencia. Existen millones de jóvenes en el Primer y Tercer Mundo que ya no se sienten parte ni de sus comunidades, ni de su país. Esto, sumado al descontento por la falta de oportunidades, constituye una mezcla explosiva para generar caos y desobediencia. En Reino Unido no se hizo lo suficiente socialmente para detener el problema y, cuando explotó, no había fuerza suficiente para contenerlo. Lo paradójico es que el actual Gobierno aplicará recortes a escuelas, policías y prisiones.
    Estamos frente a la crisis de los Estados en su capacidad para mantener la cohesión social, garantizar la seguridad y educar a los ciudadanos. Venimos de 30 años de mercados desregulados y Estados reducidos, y en Reino Unido apareció la consecuencia en su expresión más dramática para el mundo desarrollado. Si no se resuelve esta situación, la violencia podría volverse crónica. En los países pobres este mismo problema mezclado con el crimen organizado puede conducir a Estados fallidos.
    La hegemonía del mercado durante varias décadas impuso a la sociedad un sistema de valores donde la política fue señalada persistentemente como corrupta, ineficiente y burocrática. Los empresarios fueron considerados seres superiores, mientras que maestros, policías y servidores públicos pasaron a ser ciudadanos de tercera. Los ricos se multiplicaron y el glamour de ostentar llegó a toda la sociedad. La revista Forbesincluyó, sin ningún reparo, a criminales como el Chapo Guzmán y Pablo Escobar en su lista. Corromperse se justificó porque tener se volvió más importante que ser. Los salarios de banqueros y futbolistas se despegaron de la realidad. Las enormes reservas de mano de obra no cualificada existente en los países pobres devaluaron el valor del trabajo y esto se mantendrá por muchos años. Hace 10 años el salario de un ejecutivo era varias decenas de veces mayor al de un trabajador y ahora es varios cientos de veces más alto.
    Muchos de los empleos perdidos en la crisis de 2008 difícilmente retornarán, porque las empresas mejoran su rentabilidad con tecnología a costa de agravar la crisis social reduciendo empleos. Se dice ahora que el problema es que el Estado de bienestar es insostenible, pero el debate no es sobre asistencialismo, sino sobre seguridad. Si la situación sigue como hasta ahora, los conservadores tendrán que pensar en segregar naciones y barrios, expulsar inmigrantes masivamente y en crear ejércitos privados que protejan a los ricos. El dilema es claro: o se reducen las utilidades o se reducen los servicios sociales y los policías. Se trata de escoger entre la paz social o el glamour. Es cierto que hasta ahora no se ha inventado nada mejor que el mercado para crear riqueza, pero es igualmente cierto que no se ha inventado nada mejor que el Estado para crear seguridad.
    Joaquín Villalobos fue guerrillero salvadoreño y es consultor para la resolución de conflictos.

    viernes, 29 de julio de 2011

    Retrato de un Presidente en 20 leyes, por Vera Guiterrez Calvo. El País, 3.04.11

    Antes de que la crisis arrasara con todo, e incluso cuando ya asomaba pero el presidente la negaba, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprovechó para lanzarse a un maratón legislativo que dejará huella en los diarios de sesiones de las Cortes. Algunas de las reformas de más calado de los últimos tiempos, y algunas de las más polémicas, forman la memoria de estos siete años -aún queda uno de legislatura-. Otras no llegaron nunca, como la reforma constitucional o la ley de libertad religiosa. Este es un balance.
    - La primera ley, contra la violencia machista. El drama de la violencia sufrida por las mujeres a manos de sus parejas había estallado en la conciencia ciudadana a finales de los noventa (aunque España estaba ya entre los países europeos con menos asesinadas). Zapatero prometió que su primera ley sería para proteger a las mujeres y así fue: en diciembre de 2004 fue aprobada por unanimidad en el Congreso la Ley contra la Violencia de Género, pionera en Europa. Incluía medidas sociales, educativas y judiciales; entre estas, la más controvertida: si un hombre maltrata a una mujer, la condena es mucho más dura que si la mujer maltrata al hombre. El Tribunal Constitucional avaló en 2008 esa desigualdad.
    En 2003, último año antes de la ley, 71 mujeres habían muerto a manos de sus parejas o ex parejas; en los años siguientes -salvo 2005- la cifra no dejó de aumentar, aunque en 2009 bajó: 55 fallecidas. De las denuncias por maltrato sólo hay datos desde 2007, tampoco concluyentes: en 2008 subieron y en 2009 volvieron a bajar (135.540 ese año, casi 400 denuncias cada día en España).
    - Derogación del trasvase del Ebro. El 18 de junio de 2004, el Gobierno derogó el trasvase del Ebro, que el PP había diseñado tres años antes para llevar agua, con una tubería gigante, desde la cuenca aragonesa a Valencia, Murcia, Almería y Barcelona. La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, prometió que el agua llegaría por otra vía: desalando el agua del mar en una veintena de nuevas desaladoras -en 2009 sólo se habían construido cuatro-; una solución, dijo, más barata, ecológica y racional. La derogación del trasvase del Ebro provocó la ira de Valencia y Murcia y los aplausos de Aragón y de los ecologistas. Después, el Gobierno ha mantenido e impulsado otros trasvases (aunque de menor dimensión), para indignación de los ecologistas.
    - Regularización de inmigrantes...y luego una ley más dura. Cuando Zapatero llegó al Gobierno había un millón de inmigrantes sin papeles trabajando sin derechos en España, a pesar de que el PP había llevado a cabo cinco regularizaciones extraordinarias (con 480.000 beneficiados). Zapatero puso en marcha la tercera y "última oportunidad", con requisitos más duros: entre febrero y mayo de 2005, el Gobierno dio papeles a 580.000 inmigrantes tras acreditar que llevaban seis meses en España, carecían de antecedentes penales y -ésta era la novedad- tenían un contrato de trabajo. Así salieron a la luz miles de empleos hasta entonces en el limbo legal. Un año más tarde, en julio de 2006, según el INE, volvía a haber un millón de inmigrantes sin papeles en España.
    Con la puerta cerrada a nuevas regularizaciones, el Ejecutivo endureció, en 2009, la Ley de Extranjería, restringiendo la agrupación familiar y alargando el plazo máximo de internamiento de los sin papeles a 60 días.
    - Divorcio exprés. Una de las primeras modificaciones del Código Civil la realizó el Ejecutivo en 2005 para agilizar los procesos de divorcio. Fue regulada la custodia compartida -el juez puede decretarla aunque los padres no lo hayan acordado- y se instauró el divorcio exprés: a los tres meses de matrimonio, sin alegar motivos y sin separación previa.
    - Matrimonio homosexual. Con la oposición frontal del Vaticano -que la tachó de "aberrante"-, las dudas del Consejo General del Poder Judicial -que cuestionó su constitucionalidad-, el rechazo del Foro Español de la Familia -que presentó 500.000 firmas "en defensa del matrimonio y la infancia"- y el desprecio del PP -Rajoy atribuyó la iniciativa a "la manía de Zapatero por parecer moderno"-, en junio de 2005 fue aprobada la reforma legal que autoriza el matrimonio entre homosexuales. Los gais, que ya podían adoptar niños individualmente, pueden hacerlo a partir de entonces conjuntamente.
    La reforma provocó un amago de rebelión de algunos alcaldes del PP, que se negaron a casar a parejas gais. El Ministerio de Justicia tuvo que advertirles de que eso supondría un "incumplimiento flagrante de los deberes del orden público". Desde 2005 se han celebrado más de 17.000 bodas entre homosexuales, según el INE.
    - Carné por puntos. En julio de 2006 entró en vigor el nuevo permiso de conducir: el carné por puntos. Desde entonces, el conductor imprudente, o que conduce borracho, o quien comete cualquiera de las 31 infracciones afectadas por la medida, además de pagar las multas va perdiendo puntos del carné y corre el riesgo de quedarse sin él. "Ayudará a salvar vidas", dijo el ministro del Interior, José Antonio Alonso. El número de muertos en carretera -que ya llevaba un lustro bajando ligeramente- se ha reducido casi a la mitad: de 4.442 fallecidos en 2005 a 2.714 en 2009 (último año del que hay datos cerrados).
    A ese descenso no sólo ha contribuido el nuevo carné: en 2007 el Código Penal fue modificado para endurecer las penas por conducir a velocidad excesiva, bajo los efectos del alcohol o sin carné. En 2009 se aprobó una Ley de Seguridad Vial que agiliza las multas.
    - Los 'papeles' de Salamanca. El Gobierno de Zapatero satisfizo en 2006 una reivindicación histórica de la Generalitat: la devolución a Cataluña de los documentos incautados por el régimen franquista y depositados en el Archivo Nacional de la Guerra Civil en Salamanca junto a los del resto de España. Tras un tenso periplo parlamentario -el PP empezó entonces a acusar al Ejecutivo de reabrir las heridas de la guerra, acusación que ya no abandonaría- y judicial, las 500 cajas de documentos llegaron a Barcelona en la madrugada del 31 de enero de 2006. El traslado se hizo de noche y sin previo aviso. En Salamanca quedaron copias. La ministra de Cultura, Carmen Calvo, explicó que era un acto de "justicia" con Cataluña y que no se extendería al resto de comunidades porque sólo la catalana tenía gobierno cuando estalló la Guerra Civil.
    - Ley Antitabaco. El 1 de enero de 2006, los españoles no fumadores -y la ministra Elena Salgado- ganaron una batalla, y los fumadores empezaron a sentir un cerco legal que habría de endurecerse más tarde. Ese día entró en vigor la primera ley antitabaco. Quedó prohibido fumar en los centros de trabajo, y los locales públicos de más de 100 metros se vieron obligados a acotar -levantando tabiques o cristaleras- zonas específicas para los fumadores. Dejó de estar permitida la venta de pitillos sueltos (para evitar que los compren menores) y se restringió la publicidad del tabaco. En la segunda legislatura la ley se endureció aún más: desde enero de este año está prohibido fumar en cualquier local de uso público, e incluso en espacios abiertos como los parques infantiles o las paradas de autobús.
    - Nueva Ley de Educación. La sexta ley de educación de la democracia llegó en 2006. Y, al igual que había hecho en su día el PP, el PSOE la sacó adelante sin acordarla con el principal partido de oposición. A pesar de ello, el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba auguró que sería "para muchos, muchos años". La ley fue aprobada en el Congreso el 6 de abril de 2006, tras superar no sólo el trámite parlamentario sino también una manifestación de 350.000 personas convocada por la jerarquía católica en Madrid. Introducía una nueva asignatura -Educación para la Ciudadanía, principal caballo de batalla para el PP-, hacía un poco más fácil pasar de curso y establecía que los alumnos que no cursen religión puedan tener la hora libre -caballo de batalla para la Iglesia, que exigía una alternativa dura a religión-.
    - Selección genética y células madre. Con Zapatero se ha dado un salto legislativo en el ámbito de la biomedicina; imprudente para algunos, valiente para otros. La Ley de Reproducción Asistida, en mayo de 2006, autorizó la selección genética de embriones para curar a hermanos enfermos -el PP ya permitió en 2003 la selección genética pero sólo para evitar enfermedades hereditarias al futuro bebé- y potenció la investigación con células madre embrionarias. En 2007, la Ley de Investigación Biomédica autorizó la clonación terapéutica, que no da lugar a personas clonadas -queda prohibido expresamente- pero sí a "preembriones" clonados -con carga genética nueva- que permiten generar ciertos tejidos e investigar enfermedades.
    - El vaivén fiscal. En marzo de 2006, bajar impuestos empieza a ser de izquierdas. El Consejo de Ministros aprueba la reforma fiscal, que entraría en vigor en 2007: un IRPF más bajo y algo menos progresivo, más deducciones personales y familiares y la primera rebaja del impuesto de sociedades de la democracia. Todo eso, según admitió Hacienda, iba a costar al Estado 9.250 millones (los que dejaba de ingresar) en dos años; es decir, la reforma se comía prácticamente el superávit que, por primera vez en España, se había registrado en 2005. De media, cada ciudadano pagó en 2008 un 6% menos al fisco. Ese año se suprimió el impuesto de Patrimonio, pensado para gravar las grandes fortunas; el Gobierno alegó que se había convertido en un impuesto para las clases medias.
    - Ley de Dependencia. Crear "el cuarto pilar del Estado del Bienestar", junto a la educación pública, la sanidad gratuita y las pensiones. Esa era la meta del Ejecutivo de Zapatero cuando gestó una de sus leyes emblemáticas, la de Promoción de la Autonomía Personal, aprobada por el Congreso en noviembre de 2006. Las personas dependientes obtuvieron el derecho de recibir atención pública: teleasistencia, centros de día, residencias, ayuda a domicilio, un asistente personal o una prestación económica (en la práctica, esta es la más habitual). Hoy, casi 700.000 personas reciben algún tipo de ayuda, otras 360.000 están en lista de espera aunque ya les han reconocido el derecho, y 480.000 solicitantes están esperando a que los declaren dependientes. El presidente advirtió de que aplicar la ley requería la "colaboración leal" de las autonomías. Una colaboración que muchas veces ha brillado por su ausencia.
    - Ley de Igualdad. Un año antes de crear el Ministerio de Igualdad, el Gobierno aprobó la Ley de Igualdad -el Congreso la avaló el 15 de marzo de 2007-, considerada un triunfo por las asociaciones feministas. La ley amplió el permiso de paternidad a 15 días (y a 30 días en una segunda fase, aunque la crisis ha enterrado ese compromiso), obligó a los partidos a presentar listas electorales con al menos un 40% de mujeres (y en puestos con opciones) y fijó primas en los concursos públicos a las empresas con equilibrio de sexos.
    - Cheque-bebé y 400 euros. Aún en la cresta de la ola del superávit pero con la crisis a la vuelta de la esquina, en julio de 2007 el Gobierno anuncia el cheque-bebé: 2.500 euros para las madres de niños nacidos a partir de ese mes. Para todas las familias igual, al margen de sus ingresos (lo que indignó a un sector de la izquierda). Todos los grupos menos el PSOE tacharon la medida de electoralista; ninguno votó en contra. Mariano Rajoy resumió así los espléndidos presupuestos de 2008: "El Gobierno acabará ofreciéndonos un chalé en el Caribe".
    En enero de 2008, ya en precampaña, Zapatero lanzó otra promesa a la tómbola electoral: la devolución de 400 euros cada año a todos los contribuyentes de IRPF, también sin distinciones. Ese mismo año estalló la crisis. La medida de los 400 euros fue eliminada en 2009; el cheque-bebé, en 2010, que se convirtió así en el año en el que volvieron a subirse los impuestos.
    A finales de 2010, las medidas comprometidas con Bruselas para reducir el déficit público incluyeron el anuncio de la privatización del 49% de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), de la gestión de los dos aeropuertos más rentables -Barajas y El Prat- y del 30% de Loterías y Apuestas del Estado.
    - La Memoria Histórica. El 10 de diciembre de 2007, con la legislatura en sus estertores y cuando ya parecía que no iba a salir adelante, el Congreso aprueba la Ley de la Memoria Histórica. "Un ataque a la Transición", según el PP, que votó en contra (ERC también, por considerarla insuficiente). El texto recoge un reconocimiento a todas las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura; declara "ilegítimos" los tribunales franquistas y sus sentencias, pero no las anula -algo que intentaron hasta última hora IU y ERC-; y obliga a los ayuntamientos a retirar los signos franquistas de sus calles. El Estado se compromete a "ayudar" en la apertura de las fosas comunes, pero no se hace cargo de ella.
    - Nuevo modelo de financiación autonómica. El Gobierno pactó primero el nuevo modelo de financiación autonómica con Cataluña y luego extendió la fórmula al resto de comunidades. La reforma de la Ley de Financiación de las Comunidades Autónomas, una de las más importantes que puede aprobar un Gobierno, llegó en diciembre de 2009. El resultado, más dinero para todas -11.000 millones más en tres años-, mayor participación en los impuestos estatales y un cambio en el sistema de solidaridad entre comunidades, que quedó recortado. El PP denunció que el modelo estaba hecho a la medida de Cataluña y votó en contra, aunque las comunidades del PP recibieron el dinero. La financiación llegó apenas concluida la carrera de las comunidades por ampliar su autonomía reformando sus Estatutos (ver pieza adjunta).
    - Derecho al aborto. Otra reivindicación feminista que estuvo a punto de no salir; pero salió, en febrero de 2010, firmada por la ministra Bibiana Aído. El aborto pasó de estar despenalizado en ciertos supuestos a ser un derecho de las mujeres (aunque sólo en determinado plazo). En un sentido es una ley más permisiva: hasta las primeras 14 semanas de embarazo no hay que alegar motivos para abortar; en otro sentido es más dura: después de la semana 22, ya no se puede alegar peligro para la salud psíquica de la madre. Toda la reforma pendió de un hilo: el artículo que autorizaba a las chicas de 16 y 17 años a abortar sin permiso de sus padres. Al final se acordó que las menores tendrán que informar a sus progenitores salvo cuando aleguen un "grave conflicto".
    - Endurecimiento del Código Penal. El Código Penal de 2010 agravó las penas por terrorismo, crímenes sexuales y corrupción urbanística, e introdujo la libertad vigilada para los delitos más graves (terroristas y pederastas serían vigilados aun después de salir de la cárcel). Las personas jurídicas, por primera vez, podrán ser imputadas. Gaspar Llamazares (IU) afirmó que la reforma venía dictada por " los medios de comunicación, que son insaciables", en plena conmoción por casos como los de las niñas Mari Luz Cortés y Marta del Castillo.
    - Reforma laboral y de las pensiones. La reforma laboral -que, entre otras cosas, abarata el despido- le costó a Zapatero una huelga general el 29 de septiembre de 2010. Los sindicatos acusaron al presidente de abrazar el discurso liberal de un día para otro. Con el mismo argumento de que era imprescindible aprobó también el Gobierno la reforma del sistema de pensiones, que alarga la vida laboral hasta los 67 años y obliga a trabajar 38,5 años a quien quiera jubilarse a los 65.
    - De la Ley de Economía Sostenible a la 'Ley Sinde'. Una de las promesas estrella de Zapatero fue una Ley de Economía Sostenible que iba a dar lugar a "un nuevo modelo productivo" que sustituyera al del ladrillo. Pero la ley, aprobada el pasado febrero, no plantea ningún cambio radical; es más conocida por una disposición adicional incorporada a última hora que no tiene que ver con la economía: la llamada Ley Sinde,que persigue las descargas ilegales de contenidos en Internet.

    jueves, 28 de julio de 2011

    viernes, 22 de julio de 2011

    Rosa Montero. "Mi primera vez.Tanto tiempo perdido." El País, 22.07.11

    La primera vez que hicimos el amor estábamos los dos algo bebidos. Nos habíamos conocido pocas horas antes y cuando me desperté ya se había ido. Una mujer sigilosa. Pensé que no volvería a verla, pero coincidimos el sábado siguiente en el mismo bar. Ahora comprendo que regresé al local para encontrarla.

    La primera vez que hablamos de nuestra situación, como ella decía con desabrido eufemismo, competimos duramente entre nosotros para demostrar que no necesitábamos a nadie y que el fracaso de los anteriores matrimonios, unido a la responsabilidad ante nuestros hijos adolescentes, impedía cualquier proyecto en común. De acuerdo, no esperamos nada el uno de la otra, convinimos.

    La primera vez que le dije: "Me gustas mucho", estábamos terminando de cenar en una terraza. Una pequeña brisa aliviaba la torridez de agosto y sobre nosotros brillaba una luna redonda y muy roja. Parecía una noche dulce y complaciente, pero nada más formular la frase supe que me había equivocado. Que había puesto demasiada intensidad en las palabras. Después de esa cena, ella desapareció durante dos semanas. Se hizo la difícil, alegó trabajo. Por entonces llevábamos viéndonos alrededor de un año.

    La primera vez que ella me dijo: "Lo de tener dos casas es un fastidio, quizá deberíamos replantearnos la situación", debo reconocer que me entró el pánico. Deshice un viaje que estábamos planeando para festejar (aunque sin reconocer que festejábamos) nuestros tres años juntos y me marché solo a Londres. Aún peor, anduve un par de meses impertinente e inquieto. Todavía no consigo entender del todo qué me ocurrió.

    La primera vez que me encontré una cana en el pubis, pensé: "Quiero envejecer con ella". Pero, por supuesto, no se lo dije.

    La primera vez que, al regresar a casa, el lugar me pareció opresivamente apagado y silencioso, porque mi hijo acababa de mudarse, pensé por un angustiado momento que era un imbécil por no entregarme más, por no convivir con ella. Se me pasó enseguida.

    La primera vez que ella se quejó de dolor de espalda creímos los dos que no era más que un tirón muscular. O, poniéndonos en lo peor, un pinzamiento de vértebras.

    La primera vez que escuchamos la palabra cáncer de la boca del médico, intenté cogerla de la mano. Me rechazó con un furioso empellón que no le tuve en cuenta: comprendí que ella temía que las emociones la debilitaran aún más en ese momento de fatal debilidad. Y es que, a pesar de nuestra distancia, yo había llegado a conocerla muy bien. Once años de roce dan para mucho, aunque sean 11 años cautelosos.

    La primera vez que ella entró en mi casa para convivir, ya no podía moverse y llegó acompañada de una cama ortopédica.

    La primera vez que le dije: "Te quiero", acababan de ponerle una dosis masiva de morfina. Creo que ya no me oyó.

    Y esa fue la última vez que hubo una primera vez con mi pequeña, mi amada, mi siempre añorada Catalina.

    jueves, 21 de julio de 2011

    Brutal arenga, la del señor Camps.

    Efectivamente, señor Camps, la justicia dirá si ha habido despropósito y exageración, como usted indicaba ayer en la arenga dimisionaria con la que nos regaló los oídos en la tarde del 20 de julio. Quizás haya sido usted un mártir de la causa, pero no nos induzca a engaño, lo que se juzgará con el tiempo no es si a usted y algunos de sus allegados se les regalaron trajes y corbatas, sino si su gobierno autonómico sirvió para meter la mano a más de un desalmado. Usted dice poseer menos de lo que poseía, y hasta podemos creerlo, si exceptuamos el número de vestimenta y complementos, pero parece que algunos de los que con usted trabajaban se han ido con bastante más.
    No obstante, como usted lo ha hecho por España, dése por bien dimitido.

    domingo, 10 de julio de 2011

    Compromisos R


    Primero, lo urgente, crear empleo.
    Segundo, lo importante, una economía sana y competitiva.
    Tercero, lo nuestro, la igualdad de oportunidades.
    Cuarto, lo que nos piden, mejorar la democracia.

    ¡Adiós, Facundo!