jueves, 28 de junio de 2018

UN DESIG NO ÉS UN DRET

Amb aquestes paraules Carmen Calvo, vicepresidenta del govern d’Espanya, va deixar molt clar que per molt que homes i dones vulguin tenir un fill en un ventre de lloguer, és a dir, amb maternitat subrogada, aquest desig no dona dret a explotar el ventre d’una dona.
Contractar un ventre és del tot un impediment a la lliure elecció de les dones envers la seva sexualitat, sobretot si tenim en compte que aquest contracte sempre va acompanyat d’una punició en cas d’incumplimet.
És també un control de la sexualitat de les dones, perquè no és una pràctica de reproducció asistida, sino el sometiment d’una dona al desig d’un altre. Fet tan rebutjable com la prohibició a l’abortament o la regulació de la prostitució.
Parlar d’altruisme, com es fa, és només en el cas d’una autèntica minoría. En nom d’aquest altruisme, en canvi, es comercialitza a les dones com autentiques contenidores, com a atuells sense prensament ni sentiments propis. Només cal saber que hi han clíniques a les que es tracta psicològicament a les gestans perquè no generin sentiments envers la criatura que creix al seu si.

És lloable que vulguem ser pares o mares, molt. No ho és que es tracti a les dones, majoriatariament pobres, com a reproductores per contarcte.

Escrit per CLUB CORTUM

miércoles, 20 de junio de 2018

EL DIÀLEG IMPRESCINDIBLE, PERÒ L'ANÀLISI TAMBÉ

Quan sembla que els que tenen responsabilitats de govern, tant a Espanya com a Catalunya, volen encetar el diàleg, els que fa molt de temps vàrem fer aquesta aposta respirem amb una certa tranquil·litat. Diem certa, perquè no està dit que l’inici del diàleg arribi a bon port, però és evident que senyala un camí que la majoria de la societat catalana vol i necessita.
Ara bé, negar que a Catalunya hi ha hagut enfrontaments, negar que hi ha familiars que han deixat de parlar-se o negar que hi hagut actuacions més que desafortunades, és posar-se una vena als ulls que no ajuda a resoldre el problema. Si no identifiquem bé on són els focs no podrem posar tallafocs i fins i tot no podrem extingir-los.
Potser entre tots hem contribuït a un llenguatge incendiari, tant des del que es situa a la banda del procés com el que es situa al cantó no secessionista. Si un diu que cal desinfectar ferides i es tradueix, tergiversant paraules, en que cal desinfectar als secessionistes; i si un diu que Catalunya ha estat a punt d’un enfrontament civil, d’acord, un pel massa exagerat, però un altre diu que és la ultradreta qui presta la tinta per escriure el relat, caldrà que ens asserenem.

Fora bo que partíssim d’on es van començar a generar els agravis, que analitzéssim amb serenor els punts de fricció i conflicte i a partir d’aquí començar a establir ponts de diàleg. Sense anàlisi el diàleg no serà possible.

Escrit per Club Cortum

domingo, 10 de junio de 2018

UNA SENDA LLENA DE DIFICULTADES, PERO ESPERANZADORA

foto de África Lorente
La Constitución, que deberíamos empezar a consensuar hacia cambios que muchos encontramos lógicos, es la que ha permitido la situación actual en la que se encuentra el gobierno de la nación.
Que nos gobernara un partido que sale de sede judicial señalado como corrupto, nos convertía a todos en rehenes de un presidente y un partido que sin duda debe de tener entre sus filas a muchísima gente honrada, pero que necesita una total regeneración. La regeneración vendrá cuando desaparezca de entre sus cuadros todo aquel o aquella que sea sospechoso de contar con mácula en su expediente personal.
Del proceso democrático y ajustado a la constitución ha salido un nuevo presidente y un equipo de gobierno que genera, en términos generales, la confianza de buena parte de los ciudadanos, sin olvidar que ese gobierno cuenta tan solo con 84 dipiutados de los 350 que componen la cámara. El investido nuevo presidente, Pedro Sánchez, ese hombre al que en un artículo en este medio definí como el “El vivo más veces enterrado” hace de esto más de dos años, ha cogido el “maillot” amarillo, como decía en EL PAÍS Teodoro León Gross y “si no le dejan gobernar, irá a elecciones con viento de cola; y si le dejan gobernar un tiempo, irá a elecciones con viento de cola”. Como el propio León indica, el viento de cola es aquel que permite a los ciclistas pedalear con más empuje.
La senda está llena de dificultades, pero la esperanza de que nuestro país tome un nuevo rumbo que nos vuelva a dotar de prestigio democrático y limpio, que calmemos los ánimos en Catalunya y que se ejerza el diálogo.

Escrito para LA VOZ DE CASTELLDEFELS

lunes, 14 de mayo de 2018

BESTIAS CON FORMA HUMANA (LOS ESPAÑOLES), DIJO

Bestias con forma humana, “hienas carroñeras” con un “odio perturbado, nauseabundo, afirmaba Joaquim Torra en un artículo y añadía fque “les repugna cualquier expresión de catalanidad” añadiendo que “viven entre nosotros” y “abundan las bestias”. Todo ello en un artículo de 2008 escrito por el nuevo Presidente de la Generalitat de Catalunya.
El día del debate para su investidura se atrevió a decir. Es catalán todo el que vive y trabaja en Catalunya. Esa frase tan manida que nos da repeluz dependiendo de donde venga. La frase es buena y la compro, l que no compramos es que la haya dicho con sinceridad.
El nuevo President “provisional”, porque él mismo dice que durará cinco meses, hasta que se convoquen nuevas elecciones, tal como Puigdemont le ha pedido.  El nuevo President que no ocupará los despachos oficiales de presidencia porque un señor, que ya no es president, ya que hubo nuevas elecciones y a él nadie lo ha elegido de nuevo en el Parlament, le ha pedido que no los ocupe.
Torra, que tiene fama de intelectual, bien, xenófobo, mal, machista, mal y sectario, mal, ha dicho que obedecerá las órdenes del ex president de Catalunya, el Sr. Puigdemont, en calidad de que él será a partir de ahora hasta las próximas elecciones el adalid de la independencia, obviando al 53 por ciento de la ciudadanía de Catalunya.
El Sr. Puigdemont “gobierna” Catalunya desde fuera con el argumento de que es el presidente legítimo. Él y otros muchos olvidan que hubo elecciones a las que concurrieron todos los partidos y resultado de ellas el Parlament ha elegido legítimamente al señor Torra. Si él se considera provisional, es su problema. La ciudadanía lo que quiere es que haya gobierno y que se gobierne. Otra cosa es que el que tiene la responsabilidad sea un xenófobo a pleno pulmón.
El señor Torra tiene toda la legitimidad como presidente, lo que no tiene es una carta en blanco para obviar al 53 % de los catalanes, quiera él o no que seamos catalanes.

Las bestias con forma humana piensan, sienten y padecen políticos con alto grado de xenofobia.

Escrito para LA VOZ DE CASTELLDEFELS

miércoles, 14 de marzo de 2018

HONORATO, EL DEL OJO VERDE


Honorato tenía un aspecto extraño, sí, muy extraño, porque su ojo derecho era bastante más grande que el izquierdo y precisamente con el ojo derecho veía muy mal, mientras que con el izquierdo su visión era perfecta. A pesar de ello, Honorato solo necesitaba unas gafas graduadas en el ojo derecho, el cristal del izquierdo era meramente decorativo. Y no solo esa era la rareza, el ojo izquierdo era de color marrón y el derecho verde claro, muy claro.
Cuando Honorato empezó a tener conciencia de su diferencia con el resto de niños, decidió, porque fue una decisión propia, que sería raro en otras cosas. Marcar la diferencia fue siempre su objetivo, aunque no le salió exactamente como él quería.
Se volvió tan raro, tan raro, que en el Instituto lo conocían por Honorato el especial. Tuvo suerte, porque le podían haber llamado mil cosas feas. Especial era un adjetivo que le pareció un regalo, hasta era bonito, y no se enfadó por ello.
Ya de mayor, es decir, cuando terminó sus estudios de ingeniero industrial con proyecto final de carrera Excelente cum laude, le costó mucho encontrar trabajo, porque lo primero que soltaba en la entrevista personal era que a él trabajar en equipo le parecía una pérdida de tiempo. Un disgusto para sus padres, que veían cómo su brillante hijo perdía el tiempo en el salón de la casa escribiendo notas que nunca dejaba leer.
Por fin encontró trabajo: asistente de tanatopraxia. Un día leyó un anuncio de un curso sobre el tema y le pareció que sería un destino perfecto: los muertos no hablan y no molestan. Como aprensivo no era, aprendió enseguida a inyectar agentes germinicidas por las cavidades vasculares y a maquillar con tanta perfección a los difuntos que su caché en el tanatorio estaba en los niveles más altos.
Cuando no tenía cuerpos inertes que atender, seguía su costumbre de redactar notas, hasta que un día decidió que las daría a todo aquel que le cayera más o menos bien. Eso fue un gran salto en su vida social, porque de no tener casi relación con otras personas se vio en la obligación de discernir entre los que le rodeaban, quién le podía caer más o menos bien y quién no merecía ni un segundo de su atención. Su ojo verde, el de la visión defectuosa, fue un gran aliado: cuando veía a alguien con quien creía congeniar, el ojo emitía tres o cuatro guiños seguidos, sin duda un tic ordenado por su cerebro escrutador.
Así empezó a relacionarse con la gente, con el vecindario, con los familiares, con los compañeros de trabajo: Honorato escribía notas, las guardaba en su cómoda de cajones hasta que un día elegía destinatario y nota a entregar.
Los cajones estaban ordenados en orden alfabético, pero cada letra tenía asignado un cajón de color diferente. La A roja contenía reflexiones sin respuesta y la A azul reflexiones que habían sido respondidas por alguien. Todas las notas acababan con la misma pregunta: ¿qué piensas? Tienes 48 horas para contestar con no más de cinco líneas. Así que Honorato empezó a ser conocido en el barrio como el hombre del ojo verde, el del tic, que entrega notas con pregunta final.
Pronto se extendió la creencia de que sus ojos dispares eran una gracia divina y que relacionarse con él y sus notas te otorgaba algún tipo de beneficio que nadie sabía concretar. Los había que creían en un poder curativo, los había en cambio, que estaban convencidos de que si el del ojo grande verde te miraba con fijeza estabas perdido, ibas a convertirte enseguida en una  de sus cuerpos a amortajar. Eso sí, desapercibido no pasaba.
Los cajones azules, aquellos que contenían respuestas, estaban cada vez más repletos, en cambio los rojos se iban vaciando a mayor velocidad. La gente había empezado a disputarse sus notas. Había días en que tenía una cola de personas esperándole en la puerta, como el que espera el maná. Y lo curioso del caso es que Honorato ya no era tan selectivo: el ojo verde emitía guiños en continuo, como si hubiera empezado a disfrutar de la presencia de sus congéneres, como si de repente se estuviera volviendo tan sociable que no quedara ni vecino ni compañero de trabajo que se jactara de contar con el favor de una de sus notas.
Estaba muriendo de eso que llaman éxito. Cada vez necesitaba más tiempo para escribir, con la consiguiente merma en la labor de tanatopraxia. Algunos familiares de sus “clientes” habían empezado a quejarse del poco aspecto saludable de sus difuntos, cuando siempre se loó su trabajo por eso, por el aspecto de “lozanía” que lograba a costa de maquillaje y más maquillaje, de dibujar labios, pintar ojos, tapar ojeras, disimular el color ceniciento de los inertes.
Escribir, escribir, escribir. Una escalada obsesiva en redactar notas y preguntas finales. Cajones rojos a rebosar, cajones azules casi vacíos. Gente esperando impaciente sus notas. Las notas le daban vida, lo convertían en un ser necesario, casi imprescindible. Honorato, el especial, Honorato el del ojo verde ya no era un ser invisible, anodino, era casi un dios.
Hasta que el tic del ojo verde empezó a causarle problemas: se iba a quedar  prácticamente ciego del lado derecho. El oculista le había diagnosticado una fatiga ocular severa, una astenopia en lenguaje médico, que amenazaba con dejarle el ojo seco del todo, y lo peor, podía afectarle al ojo bueno. O se relajaba o acababa perdiendo el ojo verde y también el marrón.
Decidió que la salud debía ponerse por delante de su ya obsesiva costumbre escritora. Pidió la baja médica y se la concedieron por quince días. Y se hizo el firme propósito de descansar.
Se levantaba como siempre a las siete de la mañana. Asomaba la cabeza por el balcón y veía la fila de gente esperándole en la puerta del zaguán. Tomaba el mismo desayuno que de costumbre y luego se volvía a la cama a reposar durante cinco o seis horas más, siempre con los ojos cerrados, aunque con la mente maquinando nuevas preguntas y respuestas. Así se mantuvo hasta el último día de baja en que su madre le anunció que había una mujer que insistía en verle, y la madre creía que debiera dedicarle si quiera un minuto de su tiempo.
Honorato la esperó sentado en el sillón del salón. La mujer entró en la sala que estaba en penumbra. Cuando se fue haciendo visible descubrió que ella tenía también un ojo más grande que otro, en este caso el izquierdo, pero ambos eran del mismo color: azul muy oscuro. La mujer metió la mano en su bolso y entregó una nota a Honorato, una nota sin pregunta. En ese instante el corazón de Honorato se paró para siempre. El ojo verde se volvió marrón.