Y en esas estamos. Ahora, cuando aumenta la precariedad de muchas
familias y las becas de comedor escolar son más necesarias que nunca, el
gobierno de la Generalitat reduce la aportación a las mismas y ofrece tres
alternativas de dudoso resultado.
Primero: reducir el importe de la ayuda por familia. De este modo los
recortes recaen en los que más sufren la crisis.
Segundo: reconsiderar los baremos con los que se examinan las
solicitudes. Es decir, subir el listón y abrir la puerta a que se dañen
injustamente economías familiares ya maltrechas.
Tercero: que los municipios más afectados le den la vuelta a los
bolsillos de sus presupuestos en busca de partidas extraordinarias con las que
complementar los fondos prometidos por la Generalitat.
Sabido es que el comedor escolar supone para muchos niños la única
comida nutritiva del día y si se disminuyen las becas no hace falta ser un
genio para entender cuáles serán las consecuencias de dicha medida.
No queda ahí la cosa. El gobierno del Sr. Rajoy está a punto de suprimir
el programa PROA antes de finalizar el curso escolar. Se trata de un programa
de refuerzo escolar para aquellos niños y niñas que tienen dificultades para seguir el ritmo normal de la clase. Aquí también se le da con el mazo a los
menos favorecidos, porque aunque no todos los que reciben este refuerzo
pertenecen a familias de menor poder adquisitivo, también es fácil deducir que
los que se lo puedan permitir pagarán por él y los que no, serán dejados al
albur de los acontecimientos.
Si a ello sumamos la reducción de personal, la no dotación de personal
para atender a niños y niñas con dificultades, la supresión de las subvenciones
a las AMPAs, la disminución de la dotación económica a los colegios, el aumento
de alumnos por aula y un largo etc. no nos queda más remedio que concluir:
¡POBRE ESCUELA PÚBLICA!
Escrito para La voz de Castelldefels
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