El Departament
d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya plantea una tarea nueva para
l@s alumn@s de tercero y cuarto de ESO: el servicio a la comunidad. Se trata de
una materia trasversal, de obligado cumplimiento y evaluable que se aplicará a
partir del próximo curso. Se hará de acuerdo con diveras entidades: el alumnado
deberá hacer una parte de aprendizaje dentro del horario escolar y otra de
servicio activo en la comunidad que se realizará fuera de este horario. En
total, 20 horas de las cuales se prevee un mínimo de 10 sean de servicio activo
en la comunidad.
Algunas personas se
han escandalizado por la propuesta y otras, mi caso, lo vemos como una acción
positiva. La comunidad, mediante sus impuestos, ofrece a los estudiantes la
posibilidad de estudiar, no se trata de un regalo sino de un derecho, pero no
me parce descabellado que los alumnos devuelvan una ínfima parte de lo obtenido
a aquellos que hacen posible sus estudios.
No se trata de
ocupar el lugar de trabajo de nadie por cuanto es una ocupación no remunerada
y, si no lo entendemos mal, tampoco de usurpar las labores profesionales de
nadie.
Los valores
solidarios y de cooperación debieran instituirse en nuestra sociedad. Hay miles
de personas que necesitan ayuda comunitaria y por qué no forjar en los jóvenes
estudiantes de la ESO ese espíritu de colaboración con ella. Algunos sentirán
la necesidad de unirse a una ONG y sabemos que todas estats entidades son
organizaciones sin ánimo de lucro y necesarias. Ojalá no lo fueran, pero es la
realidad en la que vivimos.
Por mi parte doy la
bienvenida al programa y es de esperar que el mismo haga crecer el espíritu
solidario de nuestra sociedad, que ya es potente, pero al que no está de más insuflar
nuevas personas que renueven las fuerzas de las mismas.
Escrito para La Voz de Castelldefels
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