La que sigue es una reflexión de Adama Dieng, Subsecretario general de la ONU y responsable principal de la Prevención del Genocidio.
“El genocidio de los tutsis en Rwanda empezó con discursos de odio. El holocausto no empezó con las cámaras de gas, comenzó mucho antes con discursos de odio. Los hechos contra la población rohingya en Myanmar también empezaron con discursos de odio.
Hoy somos testigos en todo el mundo del aumento del extremismo, ya sea en Europa, Asia y en todas partes. Cuando vemos un incremento de la cantidad de grupos neonazis, de grupos totalitarios. Cuando vemos la forma en que los migrantes y refugiados son despreciados, debemos hacer todo lo posible por abordar los discursos de odio. Recordemos que las palabras matan, as palabras matan tanto como las bales. Por eso debemos hacer todo lo posible por invertir en educación, en los jóvenes, para que la próxima generación pueda entender la importancia de convivir en paz. Debemos hacer todo lo posible para que atentados como los que hemos visto en Sri Lanka, en Nueva Zelanda, lo que hemos visto en Pittsburgh, todo eso pueda acabar. Y para detenerlo necesitamos invertir y movilizar a los jóvenes. Debemos usar la palabra para que se convierta en una herramienta de la paz, una herramienta para el amor, para la unidad social, para la armonía, en ves de que sea usada para cometer genocidio y crímenes de lesa humanidad.”
Trump, Presidente de los EE.UU. condena los tiroteos de El Paso y Dayton, en donde murieron más de treinta personas. Creemos que hay sinceridad en sus palabras. Lo que también creemos es que sus discursos supremacistas alientan el odio de los cerebros desestabilizados como los de estas dos personas que él solo califica de perturbados y no de racistas.
Cuando Trump arremete con comentarios racistas contra cuatro congresistas demócratas, conocidas como el escuadrón, y les dice que si no les gusta el país en el que viven (porque protestan por sus actos contra los emigrantes) se vayan de Estados Unidos, por el mero hecho de que su origen está en otros países del mundo, está también alentando ese odio perverso que acaba en muchas ocasiones en violencia y muerte.
Los discursos de odio preceden a los crímenes de odio.
Escrito para La voz de Castelldefels
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