No es discutible que Greta, con sus sentadas de los viernes frente a la puerta del centro educativo despertó las conciencias de millones de personas, sobre todo de jóvenes. “Viernes para el futuro” recorrió miles de ciudades de todo el mundo.
Greta fue invitada a intervenir en las Naciones Unidas y su “gran odisea” para llegar a la cumbre del clima COP25, fue también seguida por miles y miles, dado que ella se dirigía a Chile y el cambio a Madrid, por los problemas en el país americano, la obligó a trasladarse en barco desde América a España, y en un barco no contaminante.
Greta intervino en el COP25 rodeada de jóvenes que la siguen y la “adoran”.
Déjenme decirles que desde nuestro punto de vista todas las loanzas, citas, etc. respecto a Greta siempre me han parecido una auténtica exageración. Sí, lo sé, esta afrimación me va a generar animadversión, pero es lo que pienso, y lo he manifestado públicamente en varias ocasiones.
Si polémica fue la foto de Greta en los brazos de su madre, ambas sentadas junto a un sillón de madera y piel de valor aproximado a seis mil euros, más polémica me parece la decisión de registrar la marca de su nombre.
Mucho me temo que el movimiento “Viernes para el futuro” va a quedar en una mercantilización indecente.
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