sábado, 11 de noviembre de 2017

CANSADA DE ESTIGMAS: NI PATRIA NI BANDERA NI REY

Soy persona visceral, de esas que defiende a uñas y dientes las creencias, de las que no calla ni debajo del agua, pero desde hace algo más de cinco años se ha estado mordiendo la lengua, las uñas y las palabras para no ofender a aquellos que, con toda legitimidad, se han situado al otro lado de mi pensamiento.
Creo en el derecho al libre albedrío, creo en la diferencia de opinión, aunque a veces me subleve, creo en el libre criterio y en el derecho a equivocarse de extremo a extremo, que nunca he sabido si es mi extremo o el del otro, pero estoy cansada, muy cansada de estigmas.
Cansada de que me etiqueten con unas palabras que no me gustan, cansada de callar para no ofender, cansada de que el que opina diferente a mí se crea cargado o cargada de razón por pensar como piensa. Cansada de que me den lecciones de democracia, cansada de que intenten confundir democracia con aleccionamiento, cansada de que crean que su bandera es la verdadera.
Estoy harta y cansada de los que reparten carnets de catalanidad, de democracia, de ciudadano del mundo, de patriota, de republicano, de buena persona, de poseedor de la verdad.
Hasta más allá de que me digan cómo debo proceder para ser ciudadana de un país llamado Catalunya, al que pertenezco por decisión propia y por libre decisión.
Hasta aquí de aguantar insultos cuando solo he defendido mi posición sin insultar a nadie.
Hasta aquí de que menos de la mitad de la población de Catalunya se crea poseedora de la verdad, que por otro lado no existe con determinante absoluto porque cada uno y cada una de nosotros somos poseedores de la nuestra.
Cansada de que piensen que soy imbécil sin opinión porque callo.
No pienso callar más: creo en un estado federal, si fuera posible, que no lo es, sin fronteras.
Como ha dicho un político lúcido de este país: ¡Quiero un país de JUNTS PEL SENY!

Escrito para LA VOZ DE CASTELLDEFELS 

sábado, 14 de octubre de 2017

UN PAÍS, CATALUNYA, QUE SE DEBILITA


Muchas son las personas que han visto el video del ex president de la Generalitat, Artur Mas, proclamando en un miting que los bancos no se iban a ir de Catalunya porque nosotros, los catalanes, representábamos el 20 % del negocio de los bancos: <>. Estas fueron las palabras de Mas en un acto celebrado en 2015.
A fecha trece de octubre sabemos que son 531 empresas que se marchan de Catalunya, un 0.08%, me apuntó una persona, es decir, según ella, una minucia. Visto en porcentaje eso parece, pero resulta que esas que se han ido han borrado de un plumazo todas las empresas que Catalunya tenía en el IBEX y ese 0’08% representa nada menos que el 40% del PIB de Catalunya. Es decir, se nos ha ido casi la mitad de la riqueza de este país llamado Catalunya.
Los hay tan inconscientes que dicen: ¡Qué se vayan!, como si al irse no se fuera a producir un efecto dominó en la pérdida de puestos de trabajo, en dinero que genera dinero y que mueve la economía, desde la pequeña tienda hasta las más grandes lo van a notar porque habrá muchísimo menos circulando. No digamos la pérdida de ingresos que se derivan de tenerlas aquí a no tenerlas.
Eso sí, hay que ser independientes por encima de todo: saltándose el reglamento del Parlament, el Estatut, la Constitución, a los letrados del Parlament y a la oposición. Parece dar por buena aquella temida frase de <>.

Pues nada, señoras y señores, cuando quieran conseguir algo sáltense las leyes, que el fin lo justifica todo.

Escrito para La voz de Castelldefels

domingo, 6 de agosto de 2017

TUS SELFIES AUMENTAN MI RENTA: TURISMO ON/TURISMO OFF

imagen cedida a La Vanguardia

Hace bastantes meses que algunos de mis amigos barceloneses se quejan del turismo: lo invaden todo, no se puede pasear con tranquilidad, Barcelona no es lo que era, esto es una monstruosidad. Este tipo de comentarios son cada vez más frecuentes. Dado que no vivo en Barcelona ciudad se me escapa si los comentarios son exagerados o, por lo contrario, obedecen a una realidad palpable.
Yo soy viajera, es una de mis pasiones, y cuando he hecho visitas de ciudad es justo reconocer que la invasión es algo agobiante para toda aquella persona que considere está exenta de formar parte de la masa. París, Londres, Nueva York, Madrid, Roma, Praga, Taipei, Tokio, etc son unas pocas de las ciudades más visitadas del mundo y en todas ellas se puede ver a miles de turistas recorriendo sus calles, plazas, parques y museos. A mí no me molesta, yo formo parte de la masa que las visita y entiendo que los lugares atractivos tienen un precio a pagar: la masificación. Esta masificación es palpable también en los lugares de interés, sea una exposición, un paisaje extraordinario, un museo, un monasterio o cualquier otro sitio señalado en las guías turísticas. 
Poner en la balanza la cantidad de puestos de trabajo que genera el turismo no es más que la constatación de un hecho real en nuestro país. Atacar a los turistas con el argumento de que ellos me agreden con sus visitas es cuanto menos inapropiado. Decirle al conductor del autobús asaltado por un grupo de personas anti turismo que con la agresión se están defendiendo sus derechos parece de sainete, si no fuera por la repercusión mediática que estos ataques están teniendo fuera de nuestras fronteras.
Entiendo que los excesos deben ser regulados. Entiendo que las ciudades deben planificar qué tipo de turismo quieren, cómo lo quieren y dónde lo quieren. Entiendo que la especulación con los alquileres de los pisos es una práctica cada vez más extendida y que también debe regularse. No entiendo que ataquemos a los que nos visitan, como tampoco me gustaría que me atacaran cuando estuviera de turista en algún lugar del planeta.
Evitemos la demagogia con una industria que genera nada menos que el 11.2% del PIB en España y el 15% en Cataluña, la comunidad con mayor número de turistas.

África Lorente Castillo
Escrito para LA VOZ DE CASTELLDEFELS