La famosa muñeca ha llegado a su edad de oro y confieso que me produce un sentimiento contradictorio: nunca me gustó su aspecto aunque reconozco su triunfo. En ella veía a una mujer casi imposible, todo belleza, esbeltez, atractivo inconfesable y esas características no cuadraban mucho con la gran mayoría de mujeres: curvas más redondas, melenas menos llamativas y estructura corporal que en nada se parecía a la tan preciada muñeca.
Jamás tuve una de ellas (me conformé con la versión española de la <
Parece que entre las niñas pequeñas su triunfo es innegable porque quieren jugar a ser mayores, seguramente cierto. Ha corrido mucha tinta sobre Barbie e incluso una historiadora, Miriam Forman-Brunell dice: <
Aunque pueda estar equivocada, nunca le vi ese aire independiente ni activo y por esa razón mi hija nunca tuvo una Barbie (tal vez no me lo perdone jamás), en cambio mi nieta si recibió de los Reyes-abuelos una. Contradicciones de la vida, querida Barbie.
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