Las ciudadanas y ciudadanos de Catalunya decidieron depositar su confianza en el bipartito Convergència i Unió para que nos dirija durante los próximos cuatro años. Con su voto, también optaron por infligir al PSC con unos resultados que, por esperados, no son menos dolorosos para la formación socialista.
José Montilla, al día siguiente de las elecciones, decide no recoger su acta de Diputado y abrir un proceso de reflexión que culminará en un congreso en otoño de 2011. El gesto del President y Primer Secretario lo honra, por cuanto asume la responsabilidad del descalabro electoral y abre paso a un periodo en el que nuevas propuestas han de trazar el camino por donde discurrirán las líneas de futuro que la sociedad esté dispuesta a respaldar.
Este acto, que demuestra la grandeza como persona y las miras en pos de la colectividad, debe ser reconocido como lo que es, una actitud de gran valor y honestidad. Y así debemos reconocerlo, más allá de la ideología o las simpatías electorales que tengamos cada uno de nosotros. A pesar de los errores, a pesar de los desencuentros en el tripartito, José Montilla ha representado con gran dignidad al pueblo de Catalunya y ha gestionado con acierto la mayoría de los actos de gobierno.
Escrito para La voz de Castelldefels
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