Mi trabajo consiste
en asesinar la luna,
por eso me pagan.
Hago pentagramas
con expedientes
amarillos
y pompas
de jabón.
La administración pública
está llena de silencios
que entierro en mis pies
y a veces
(sin querer)
me traigo a casa.
Me he sentado
en el despacho vacío
y querría crear
algo más
que decretos
y metáforas.
Ahora cocino mi piel
con ajitos frescos,
a nadie le importa
lo que llevo dentro.
Levanto las cejas
y a veces sueño.
No tengo dibujos
ni apellido
ni dinero.
Tengo una cuerda floja
donde mezclo mis besos.
Noemí Trujillo Giacomelli,
V Certamen de Poesía ANTONIA PÉREZ ALEGRE
FUNDACIÓN ESPEJO 2010
Menos es más es (Lumen, 2009) el título del libro de Nicolás Ridoux en el que se nos introduce en la filosofía del decrecimiento. No es un crecimiento negativo, como pudiéramos pensar, tampoco una invitación a ponerlo todo patas arriba ni a darle la vuelta al mundo. No es un canto a la recesión o a la depresión.
El decrecimiento nos convoca a deshabituarnos de la adicción al crecimiento, a una cierta desconexión de la ideología productivista y a volcarnos más en el progreso humano y social, porque en un mundo con recursos limitados el crecimiento desaforado no puede ser infinito.
Si el crecimiento económico pretende mejorar las condiciones de vida de los desfavorecidos, sin tocar la renta de los más ricos por miedo a su reacción política, se hace necesario intervenir en ese crecimiento para redistribuir la riqueza. En ello debemos implicarnos todos y, en primer lugar, las instituciones, porque producción y progreso humano no siempre van de la mano.
El decrecimiento no es cosa solo de la economía. Se trata de devolver el protagonismo a la persona, procurar que las relaciones humanas sean más fluidas y encontrar en esa forma de desenvolvernos el equilibrio y el goce por las pequeñas cosas, los momentos con los amigos, con la familia, nuestros gustos y hobbies. Un desafío que pretende sustituir el consumo por el consumo por la estimulante tarea de acercarnos a los otros. Suplir el goce por la compra por el de los instantes felices de unas risas o incluso unos llantos con los demás. Escrito para La voz de Castelldefels.
Hoy, por desgracia, nadie cuestiona que el mundo se encuentra en una crisis financiera internacional. Bajo el nombre de la crisis se han cometido muchísimos abusos en algunas empresas que exigen demasiado a sus trabajadores sabiendo que temen ser despedidos por cualquier motivo. Este libro es una crónica de todas estas historias, historias con nombre y apellidos, historias de trabajadores y empresarios que lo perdieron todo con "El crack de 2009" al reventar la burbuja inmobiliaria. Por desgracia, el efecto ha sido tan devastador que hay historias de todo tipo.
En este libro 49 escritores de toda España han querido contar historias muy cercanas, algunas vividas en primera persona, otras dedicadas a familiares o amigos, porque todos nos hemos visto afectados por esta crisis, por este crack que ha dejado al país en la ruina, con millones de viviendas nuevas sin vender formando un paisaje fantasmagórico y tan desesperanzador como lo son nuestros bolsillos sin dinero. No sé cuándo empezaremos a recuperarnos de esta crisis, lo que sí sé es que a todos los escritores que hemos formado parte de este libro, nos ha venido bien hacer esto y contar lo que hemos contado.
Me causó tristeza, sentimiento de vuelta atrás y cierto desasosiego ver, el pasado día cinco de marzo, un palco lleno de mujeres en el Nou camp. Tristeza porque las vi como corderitas recluidas en un redil, encerradas allí bajo el argumento de un presunto homenaje a las mujeres en ocasión de su día internacional. ¿Por qué los directivos de los clubs deportivos no hacen juntas ejecutivas aplicando el 60-40 % de presencia de mujeres y hombres? Triste favor, muy triste.
Sentimiento de vuelta atrás, porque vinieron a mi memoria aquellos días de Santa Águeda en que grupos de mujeres salían solas a cenar porque ese día, y para muchas solo ese día, les estaba permitido. Recuerdo cuántas veces tuve que aguantar malas caras al decir que me negaba a semejante pantomima. Llegaron a llamarme <>, y otros adjetivos, por no hacer piña con el resto de mujeres <>.
Desasosiego, porque en el palco había mujeres con alta responsabilidad en la vida política, cultural y deportiva de la sociedad catalana a las que he oído hablar a favor de los derechos de las mujeres, pero que se prestaron a ser vistas, fotografiadas y grabadas en el reducto para féminas que tan gran vergüenza nos ha causado a muchas.
Si el FCB quiere demostrar el respeto que le merecemos, que empiece por su propia casa dando ejemplo de lo que predica. No al palco para las mujeres durante un día, sí a la mitad de los asientos de la ejecutiva. Las mujeres les estaríamos mucho más agradecidas.
Las que, por fortuna, disfrutamos de una conciencia feminista tenemos una deuda con todas aquellas niñas y mujeres que viven o sobreviven en circunstancias adversas. Esa deuda intentamos saldarla cada día, aunque en el cumplimiento de nuestros sentimientos solidarios nos veamos desbordadas por los lacerantes hechos contra los que nos damos de bruces.
En la sociedad occidental en la que vivimos se nos considera privilegiadas. Lo somos si nos comparamos con las situaciones extremas de millones de mujeres alrededor del mundo. Aun así, como mujeres privilegiadas, seguimos sufriendo discriminación salarial, malos tratos, asesinatos, menores oportunidades en el trabajo, discriminación en el acceso a puestos directivos, ofensas por parte de algunos mal llamados periodistas, vejaciones y un largo etcétera de incomprensibles agresiones.
Por poner un contrapunto a esta situación, debemos valorar como extraordinario el papel de las mujeres en los movimientos que sacuden el mundo árabe. Las mujeres han tenido y siguen teniendo un papel trascendental en las revueltas de Túnez, Egipto, Argelia, aunque desconozco si en Bahrein y Yemen han tenido un papel tan preponderante. Esas mujeres, muchas de las cuales han dado su vida por la democracia y la libertad, deben ver correspondido el esfuerzo para que su rebeldía no sufra un retroceso. Ellas, otras que siguen bajo la opresión, y todas las mujeres necesitan de nuestra mano tendida para que unidas podamos avanzar, como le hemos venido haciendo desde hace tantísimos años.