
El tour de Francia ha pasado por Barcelona. Como siempre, los catalanes nos hemos volcado, a pesar de las inclemencias del tiempo.
La palabra es el arma de los humanos para aproximarse unos a otros. Ana María Matute.
Me llega a través de la escritora Gemma Lienas un video de l’Associació de Joves estudiants de Catalunya (AJEC) en el que se aboga porque la Generalitat no subvencione los colegios en que los niños y niñas están separados.
Creo que es una petición totalmente justa. Las mujeres pretendemos conocer y entender a los hombres, tanto como ellos a nosotras. Una educación separada conlleva perpetuar el desconocimiento mutuo. Mantener y subvencionar la separación significa que volveremos a abrir la brecha que nos deja a nosotras en el estadio inferior en que la educación sexista ha querido mantenernos.
¿No deben hombres y mujeres trabajar juntos, relacionarse, compartir? ¿De qué manera se prepara a esos niños y niñas para la convivencia en común si desconocen cómo actúa y se comporta la otra mitad de la sociedad?
¡A CLASE TODOS JUNTOS!
Estaba vigilando el patio del colegio cuando Claudia R., una de mis alumnas de primero, seis años, se me ha acercado con el bocadillo envuelto en papel de aluminio y un libro de Harry Potter en las manos. Claudia es la más pequeña en edad y estatura de todos mis alumnos y tiene una cara expresiva que desborda simpatía por todos los costados. Acercando el libro me ha dicho: <<África, estoy leyendo este libro, me gusta mucho>>. Me he quedado tan sorprendida que casi me desmayo de alegría, sobre todo cuando ha añadido que era el tercero de la serie que leía.
En casa he acudido al buscador para saber cuánto se lee en este país y he descubierto que un 84% de niños y niñas entre seis y trece años lee con frecuencia. Me cuesta creerlo, no debe haber muchas Claudias y Claudios sueltos por nuestra geografía, pero se me ha abierto una ventana a la esperanza.