En buena lógica, aquel partido que gana
las elecciones debiera gobernar, pero si se gana de manera insuficiente, es
decir, si no consigues reunir los votos para ser investido alcalde, otros
tienen el derecho y la obligación de hacerlo.
Este ha sido el caso del Partido Popular
de Castelldefels, obtuvo ocho de los veinticinco concejales, pero no fue capaz
de convencer para que le votaran los trece que necesitaba y acceder a la
alcaldía.
En cambio, los partidos de izquierda, aun
siendo varios, sí que lograron aunar voluntades con el fin de formar un
gobierno de progreso. Es decir, frente a los 6.499 votos que representa el PP,
la candidatura ganadora a la alcaldía aglutinaba el voto de 14.315 ciudadanos,
que es lo que representan los partidos que votaron a la nueva alcaldesa. Así es
el sistema democrático, aquí y en múltiples países del mundo. Organizar
algaradas en la calle es legítimo, pero no impide el cumplimiento de la
voluntad de la mayoría.
Un gobierno en minoría, como el que
supondría el de ocho sobre veinticinco, no haría más que hacer zozobrar la
gestión del ayuntamiento. Si en el pasado mandato, en el que sumaban mayoría
también con una coalición de cuatro partidos (PP, Convergencia, Unió i AVVIC),
hubo más de quince cambios de gobierno, con la consiguiente paralización de la
gestión adobada con múltiples peleas, no es difícil imaginar que ese
ayuntamiento presidio por el PP estaba abocado al fracaso.
Deseamos a los nuevos responsables del
gobierno municipal toda clase de aciertos y unidad de gestión para beneficio de
nuestra ciudad y damos la enhorabuena a la Alcaldesa electa, Candela López
Tagliafico. Castelldefels lo espera.
Escrito para LA VOZ DE CASTELLDEFELS