viernes, 8 de diciembre de 2017

LAS NIÑAS SON DÉBILES Y LOS NIÑOS SON FUERTES

Este es el estereotipo que aún manejamos en nuestra sociedad y ese estereotipo lo promulgan tanto hombres como mujeres. ¿Cuántas veces hemos oído a una chica, una mujer, decir que querría un hombre que la proteja? Y hasta los hay y las hay que creen que si tu novio controla tus mensajes de móvil es porque te quiere proteger. La protección del fuerte haca el débil.
Un actor de Hollywood, Justin Baldoni, ha declarado en una entrevista hace unos días que ya no intenta ser lo “suficientemente hombre”. Hacía esta afirmación porque tras representar el papel de hombre fuerte y “macho” en la serie Jane de Virgin se había visto obligado aceptar papeles con ese tipo de rol: un escolta masculino, un violador, a un estudiante de medicina sin camisa que tomaba esteroides y su papel más conocido, Rafael, que es un playboy melancólico y retorcido. Baldoni ha dicho que “Es agotador ser lo suficientemente hombre para todo el mundo todo el tiempo” Este modelo de hombre duro parece que había marcado su vida real hasta que ha decidido ser y representarse a si mismo como un hombre normal.
Sin querer mezclar cosas que no se pueden mezclar, me pregunto si la comprensión por parte de nuestra sociedad hacia los integrantes de La manada no formará parte de esa enfermedad de la que no nos deshacemos, el machismo. Una enfermedad que llevó a la víctima de los cinco individuos a declarar ante el jurado que tal vez les estaba destrozando la vida, como si a ellos les hubiera importado destrozársela a ella.
Esta violencia extrema ejercida por la escoria de La manada, que se escuda en que la chica consintió, importa relativamente a poca gente. Me pregunto ¿qué tipo de hombre mal nacido es capaz de violar a cinco a una chica aunque esta hubiera consentido?
En el fondo subyace la debilidad de las mujeres ante la fortaleza de los hombres y a todo esto, tienen ustedes que saber que la violencia de género importa en este país a menos de un uno por ciento de la población.

¡Cuánto nos queda por recorrer!

Escrito para LA VOZ DE CASTELLDEFELS

sábado, 11 de noviembre de 2017

CANSADA DE ESTIGMAS: NI PATRIA NI BANDERA NI REY

Soy persona visceral, de esas que defiende a uñas y dientes las creencias, de las que no calla ni debajo del agua, pero desde hace algo más de cinco años se ha estado mordiendo la lengua, las uñas y las palabras para no ofender a aquellos que, con toda legitimidad, se han situado al otro lado de mi pensamiento.
Creo en el derecho al libre albedrío, creo en la diferencia de opinión, aunque a veces me subleve, creo en el libre criterio y en el derecho a equivocarse de extremo a extremo, que nunca he sabido si es mi extremo o el del otro, pero estoy cansada, muy cansada de estigmas.
Cansada de que me etiqueten con unas palabras que no me gustan, cansada de callar para no ofender, cansada de que el que opina diferente a mí se crea cargado o cargada de razón por pensar como piensa. Cansada de que me den lecciones de democracia, cansada de que intenten confundir democracia con aleccionamiento, cansada de que crean que su bandera es la verdadera.
Estoy harta y cansada de los que reparten carnets de catalanidad, de democracia, de ciudadano del mundo, de patriota, de republicano, de buena persona, de poseedor de la verdad.
Hasta más allá de que me digan cómo debo proceder para ser ciudadana de un país llamado Catalunya, al que pertenezco por decisión propia y por libre decisión.
Hasta aquí de aguantar insultos cuando solo he defendido mi posición sin insultar a nadie.
Hasta aquí de que menos de la mitad de la población de Catalunya se crea poseedora de la verdad, que por otro lado no existe con determinante absoluto porque cada uno y cada una de nosotros somos poseedores de la nuestra.
Cansada de que piensen que soy imbécil sin opinión porque callo.
No pienso callar más: creo en un estado federal, si fuera posible, que no lo es, sin fronteras.
Como ha dicho un político lúcido de este país: ¡Quiero un país de JUNTS PEL SENY!

Escrito para LA VOZ DE CASTELLDEFELS